lunes, 28 de junio de 2010

Mundial

Hace tiempo que no publico nada, pero no es culpa mía, es todo culpa del fútbol, que me tiene soseído. El Mundial, tengo que admitirlo, ha conseguido sacarme de mis meses de introspección y motivarme para hacer deporte. Después de tantos años dedicados inútilmente de pequeño al baloncesto, y de unos cuantos más tirados por la borda intentando moldear el músculo intracraneal, he decidido que lo dejo todo para participar en el próximo Mundial y me he puesto a entrenar duro para ser seleccionado cuanto antes. Lo primero ha sido ejercitar el toque de balón. Como el Jabulani está teniendo mucha polémica he estado practicando con el único balón que he encontrado en casa, ese verde de arriba. Algo extraño, porque la pelota tiende a dividirse en dos, pero he logrado alcanzar el suficiente control como para pasar a la etapa de ejercitar en el exterior. Antes de tocar balón en el campo, Ara, conmovida por la mística pelusiana, se ha ofrecido como entrenadora y me ha convencido de la necesidad de ponerme en forma, oferta que yo he aceptado de inmediato, ávido como estoy de triunfar en este deporte. Lo primero ha sido subir y bajar las escaleras del barrio durante varias mañanas. Poco a poco, conseguí llegar al final. La entrenadora me animaba desde abajo con brío, pero en lugar de inspirarse en los trajes de Maradona, su gorrito me recordaba al gran Mickey Goldmill, así que al ritmo del Eye of the Tigre, conseguí llegar a lo alto del monte, naranáaaa naranáaa... La coach me dijo que al final de las escaleras me esperaba un merecido descanso y, efectivamente, el día que conseguí llegar arriba pude descansar, a placer, en un banquito y una cómoda hamaca. No hay nada como el trabajo bien hecho. Al cabo de los días, la manager me llevó a su escuelita experimental, donde pude participar en un entrenamiento especial para jóvenes promesas. Allí estuvimos practicando los conceptos básicos de defensa así como realizando un entrenamiento específico para porteros. Decidí en seguida que la portería era lo mío y ayer por fin conseguí pisar el terreno de juego y participar en mis primeras competiciones como portero titular del equipo del barrio. Al ver mi entusiasmo infantil, como recompensa la entrenadora me permite ir todos los días al parque y entretenerme en los columpios. Después del partido, estuvimos en casa de los vecinos animando al que será mi próximo equipo. Estoy seguro de que con este ritmo de entrenamientos, el gran Diego se fijará pronto en mí. Ahora os dejo que tengo que salir a entrenar, os mantendré al corriente.

domingo, 20 de junio de 2010

no frost


Esta es nuestra nevera ecológica de este año. Una nevera de tecnología punta que conserva los alimentos sin necesidad de energía de ningún tipo... la habíamos pedido con la función "no frost", pero se ve que nos han timado...

domingo, 13 de junio de 2010

Luis España, maestro


Luis Manuel España Ximénez de Enciso nació en Melilla el 2 de febrero de 1947 y murió en Melilla el 5 de junio de 1995. Luis España, maestro, murió antes de tiempo, si bien tuvo tiempo de vivir con intensidad. Morir, en realidad, es solo un pequeño detalle en la vida de una persona.

Luis era un hombre guapo, inteligente, sensible, cariñoso. Miraba el mundo, detrás de sus ojos verdes, con alma de poeta y espíritu soñador. Era, como decía su amigo Antonio Machado, un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno. Como él, vivió ligero de equipaje y nada le debía al mundo cuando emprendió su último viaje. Si acaso, el mundo le debía toneladas de amor.

Hijo de tendero y ama de casa -Manolo y Paquita- nació en una familia humilde de un peculiar pueblo fronterizo. Su hermana mayor -Carmita- creció en un mundo más cercano a la antigua España de la posguerra, su hermana menor -Macu- creció en un país que empezaba a acercarse a Europa. Luis creció en una familia civil de un pueblo militarizado venido a menos, cuando ya el protectorado español de Marruecos dejó de ser tal y Melilla se convirtió en un polvorín de una dictadura militar eterna.

Adolescente inquieto e inteligente, de cabellera rizada y lengua ingeniosa, la ropa militar no fue de su agrado y la obediencia ciega no iba con él. Algún maestro aconsejó a su familia que hiciera el esfuerzo de enviarlo a la capital a estudiar. Así recaló en la Universidad Agrónoma de Sevilla donde entrara en contacto con el mundo del teatro y de la poesía, y más que estudiar se dedicara a las artes y a la vida. Hemos de creer que allí entró en contacto con las ideas que definirían su pensamiento futuro, convirtiéndose en un socialista de los de nueva hornada, esos que soñaron en derrocar una dictadura y lo consiguieron; esos que con gran esfuerzo y solidaridad ayudaran a construir una España nueva, con hambre de futuro y vitalidad tras cuarenta años de letargo.

Pero la vida en Sevilla no daba para ser estudiante trovador e hijo de familia humilde y así volvió a Melilla a descubrir su gran pasión, que no sería la política sino la educación. Se hizo Maestro y como tal vivió ya el resto de su vida. Maestro, la profesión más respetable e indispensable del mundo. Formó parte de la generación de jóvenes educadores que tuvieron que renovar todo el sistema educativo del país en que nacieron, dotándolo de contenidos modernos y nuevas metodologías. Formó parte de un grupo de maestros ejemplares, que con muy pocos materiales y muchas ganas, ideas, amor y esfuerzo educara a una nueva generación de ciudadanos, que ellos soñaban libres.

Entre medias, un día de feria se fijó en una hermosa chica de tez blanca y melena morena. Consiguió sacarla a bailar mirándola fijamente con sus ojos verdes mientras sonaba una balada de los Beatles que sellara su amor, de un flechazo, para siempre. Fueron compañeros de por vida y continuaron el camino juntos. Tuvieron dos bebés en los años setenta: el primero más guapo, más activo, más decidido; el segundo más tranquilo, más observador, más diplomático. Los niños, que conocieron a su padre con una hermosa calva, no supieron sino mimetizarse en dos adultos calvitos y sonrientes.

Luis y Mariví anduvieron juntos de la mano por muchos caminos. Pasado el furor de los primeros ochenta, decidieron no quedarse parados y descubrir nuevos rumbos, dejando a un lado una vida cómoda y conocida para vivir otra con nuevos desafíos. Cogieron a sus hijos y se fueron a Francia, no como aquellos españoles de la postguerra que necesitaban emigrar para comer, sino liderando a una nueva generación de viajeros nacionales que iban al encuentro de Europa mirándola de tú a tú, profesionales intelectuales a la conquista de su propio destino. En Lyon pasaron tres felices años, aprendiendo a mirar al mundo sin complejos, viajando, conociendo Europa, sonriendo.

Volvieron a Melilla a las puertas de los noventa, ricos en idiomas y experiencias, listos para afrontar la última década del siglo. Luis tuvo tiempo de estar en nuevos colegios y luego pasarse al equipo de gestión de la educación provincial donde introdujo nuevos proyectos como la coeducación o la educación para adultos.

Luis era un hombre bueno, alegre, sonriente, lleno de amor, generoso, creativo, emprendedor, soñador. Tenía alma de poeta de los que le cantan a la vida, de los que se emborrachan viviendo, de los que contagian la maravilla de la vida. Esta semana se han cumplido quince años de su muerte. Pero qué importancia tiene la muerte si él, realmente, sigue tan vivo en todos los que le quisimos.

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PD1: Muchos de mis amigos que leen este blog me conocieron cuando mi padre ya no estaba, así les acerco brevemente a mi querido papá. Pero escribo esto sobre todo para Darío y Luna. Lo escribo porque hace pocos meses, mientras íbamos de la mano por el parque, Darío me dijo con total naturalidad: “Tito, ¿Cuándo puedo ir al cielo a conocer al abuelo Luis? ¡Que quiero conocerlo!”. Tienes que visitarlo con la imaginación -le dije- y pensé que ojalá su abuela, su padre, su tío, toda su familia y amigos que trataron con su abuelo, fuésemos capaces de dejarle unas semillitas de lo que fue su abuelo. Y pensé que su abuelo vivió en un mundo sin internet, y busqué su nombre en Google y no estaba, así que ahora su abuelo ya existe también en internet.

PD2: Le he robado el título del post a Carlos Salem, un novelista de éxito en nuestros días, que en el 95, siendo director de un diario local y sin conocer personalmente a mi padre, publicó unos días después de su muerte una necrológica hermosísima en la que hablababa de Luis España, maestro, por lo que había intuido de él a través de los artículos que publicó en el periódico en sus últimos meses de vida. Cuando vuelva a España y revuelva entre mis papeles, la subiré a este blog.

lunes, 7 de junio de 2010

¿jugando a ser diosa?

¡No! ¡Practicando una manera distinta de ser maestra!
Esta mañana Ara ha salido de casa sobre las siete y media con esa célula que se pasó ayer fabricando todo el día. Una célula-puzle que ideó y montó ayer para impartir hoy su primera clase en las escuelitas, una clase de Ciencias Naturales para niños pequeños. Ara, de paso por Ushuaia, se cruzó hace dos años con las escuelitas experimentales. Ha pasado el tiempo, se han cruzado caminos, han intervenido ganas, casualidades y destinos. Después de tres meses conociendo una nueva forma de educar, meses de grandes esfuerzos, ilusiones, sueños y aprendizajes, hace unos días le propusieron empezar a impartir sus primeras clases. Ara es una niña llena de amor, ávida de aprendizaje, sonriente, trabajadora, generosa hasta el infinito tanto en lo material como en lo espiritual, creadora, llena de una ilusión por la vida que contagia a todo su alrededor. Es un placer compartir esta experiencia con ella. Esta mañana salía con su célula a poner en práctica nuevos sueños, a charlar sobre células ante un grupo de niños y niñas sentados en circulos, sobre cojines, niños de una escuela pública que aplica desde hace años un sistema educativo diferente.
¡Suerte, amor!

jueves, 3 de junio de 2010

¿crisis?

Ya lo decía -y lo seguriá diciendo- el cantante de Bikharbonato en sus conciertos: arde Grecia. La famosa crisis mundial toca a cada uno de distinta manera. En realidad, lo de la crisis mundial es un eufemismo para hablar del momento que le toca ahora a parte de Occidente. El mundo siempre ha estado en crisis. Yo, nacido y criado en Melilla, lo he podido ver en directo desde pequeño. Cada vez que cruzábamos la frontera para ir a pasar el día a la playa podía ver desde el coche la crisis diaria de la población de gran parte del planeta.

Ahora la crisis -la realidad- toca de pleno a España, que despierta bruscamente de su sueño de ladrillos e hipotecas. Tras la bajada de pantalones de Zapatero (le ha tocado a él, supongo que cualquier otro de la hermandad PPSOE hubiera hecho lo mismo bastante antes) cada cual reaccionará a su manera y tendrá su explicación sobre los motivos que han llevado al gobierno español a tomar estas medidas. A mi ni me sorprenden ni me parecen tan duras (y sigo pensando que siendo el PSOE una de las patas del sistema, a fin de cuentas, en estas 2 legislaturas han hecho cosas que un neoliberal calificaría de revolucionarias). Estas medidas entran en la lógica de un gobierno socialdemócrata de un sistema cuyo único dios es el Dinero.


Si en los 90 decíamos que los gobiernos habían perdido el poder a manos de las empresas multinacionales (y había quién lo negaba), a día de hoy nadie puede dudar de que lo único que pueden hacer los gobiernos es ponerse de rodillas y hacerle felaciones de muchos ceros a las grandes corporaciones mundiales. Lo genial del capitalismo es que hace ya mucho que consiguieron desconectar al pueblo de la toma de decisiones, creándose una superélite político-empresarial (como el Club Bilderberg reunido estos días en España) vivendo a todo lujo, y dándole al pueblo coches, ladrillos, miedo a quedarse sin trabajo y muchos canales de televisión en pantalla plana. Así, en lugar de construir individuos íntegros, consigues que la sociedad construya consumidores. Los capitalistas siempre han sido listos, ahora intentan defender lo suyo. No es de extrañar. Lo que sorprende es que los trabajadores no salgamos a la calle a echar a los políticos de sus sillones y a los ricos de sus mansiones. Será, supongo, que la gente charla mucho delante de un café pero no está tan mal como dice.

Independientemente de donde cada uno vea las causas de la crisis, hay muchas consecuencias. El s. XIX vivió muchos regímenes políticos y económicos diferentes (sin ir más lejos, esta tierra desde la que escribo pertenecía aún a España entonces). El s. XX tampoco se quedó corto. Sería muy inocente pensar que el s. XXI no vivirá cambios profundos. No me cabe duda de que este sistema caerá. Ojalá seamos capaces de hacer un mundo mejor, que vaya más despacio. No se trata ya de pedirle a nuestros gobiernos que no cedan ante los malvados especuladores. Nuestros gobiernos son parte del problema. Se trata de inventar otra manera de producir, de trabajar, de comerciar, de vivir. Se trata de cambiar las reglas, de aprovechar todo el conocimiento acumulado y frenar, repensar los modelos de sociedades. Se acabó hace tiempo la idea de que el capitalismo proporcionaría un bien infinito a un planeta finito.

Grecia arde mientras los grandes sindicatos en España se plantean si hacer o no hacer una huelga general. Menos mal que están los grupos pequeños preparándose desde hace mucho para lo que venga después. En Grecia llevan 5 huelgas generales en pocos meses, hoy mismo estaba de huelga todo el sector de transportes y de educación. Escribo todo esto como prólogo a este video en el que podemos ver a un grupo de profesores griegos con muchas cosas que decir, y como en la tele solo sacan a los políticos con sus discursos reformistas, se animan a ocupar la televisión pública, que es de todxs, para ser escuchados. Es la fuerza del pueblo, es bello. Merece la pena ver cómo la revolución está en marcha, aunque no la suelan televisar.