Ha entrado marzo casi sin avisar y mientras en nuestra tierra sigue lloviendo, aquí el verano va terminando sin apuro. La temperatura es suave y el sol se deja ver con frecuencia. Dormimos con la calefacción encendida y tapaditos, pero durante el día la temperatura es agradable. Todos los días se ven nubes, sol, llueve algo, hace más o menos frío... por ahora es un clima 'relindo'.
El fin de semana pasado nos dimos la primera caminata por el campo. Ushuaia está en una isla grande rodeada de canales navegables por donde los primeros exploradores europeos fueron buscando rutas para evitar el Cabo de Hornos. El Estrecho de Magallanes queda al norte, la ciudad está rodeada por un cinturón de picos nevados -las estribaciones de los Andes- y por el canal de Beagle. Esta era una tierra de nativos Ona y Yámana. Los primeros exploradores europeos a partir del s. XV y los pobladores argentinos en el s. XIX contribuyeron a exterminar a toda la población nativa. En la primera mitad del s. XX ya no quedaba ninguno. Seguiré contando sobre esto porque estoy dedicando parte de mis días a leer sobre la historia de Tierra del Fuego.
Decía que estuvimos el fin de semana de caminata hacia Laguna Esmeralda con Cris, Sil, Julia y Sabrina. Un camino precioso de unos diez minutos en coche y un par de horas andando a través de bosques de lengas y ñires y por turberas. La turba, uno de los paisajes característicos de la zona, viene a ser como un campo de coliflores de muchos colores, son musgos que se van acumulando sobre antiguas lagunas en un ambiente muy ácido que no permite otra vegetación. Está blandito y mojado, toda una experiencia y una prueba de fuego para las botas que me había comprado el día antes. Resistieron con creces. Pasamos por un río con muchas castoreras, resulta increíble ver el trabajazo que se pegan los castores cortando troncos y haciendo presas en el río. Los castores fueron introducidos desde Canadá para producir pieles, pero al no hacer aquí tanto frío y no generar los castores pieles suficientemente gruesas, el negocio se fue a pique. Los castores se hicieron fuertes y ahora andan reventando bosques y ríos.
Unos días después dimos un paseo por Playa Larga, a 5 minutos en coche, con Michel y Tomy, un vecinillo de la calle de 8 años con el que me he jugado un solo ajedrez y me dio jaque mate en diez minutos. Unos cracks estos niños argentinos. Así que disfrutamos andando y charlando por estos parajes hermosos, verdes, marinos. Y además Michel nos estuvo dando unas clases básicas de fotos para poder empezar a sacarle jugo a la Nikon D-40 que nos pillamos antes de venir. Este fin de semana pretendemos ir al Parque Nacional, seguiré contando.
Ahora mismo es casi media noche y suenan pasos en el tejado de la casa: están allí subidos Ara con Julia y Sara, la hija de nuestros caseros, aprovechando que la noche está despejada, mirando estrellas y aprendiendo con el mapa de estrellas del hemisferio Sur que nos regaló Rocio antes de irnos de Sevilla. Yo tengo demasiado frío para aguantar más de 5 minutos en el tejado, así que aprovecho para terminar esta entrada.
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El fucking paraíso, vaya. Muy guapo!!
ResponderEliminarAra!!!, todos con su bastón moderno de excursionista, y tu con tu palo, di que si!, que en la sierra de Aracena hacemo iguá.
ResponderEliminarincreible, que bonito me encanta el blog. Esto es como andaluces por el mundo.
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