domingo, 1 de agosto de 2010

Salta - Quebrada de Humahuaca

Desayunamos con tranquilidad en la terraza soleada del albergue de Salta y nos fuimos a la estación de autobuses. El sol brillaba con fuerza por primera vez en todo el viaje, por primera vez en cinco meses. En el resto del viaje los días serán ya soleados y calurosos y las noches estrelladas y frías.

Llegamos a Jujuy al mediodía y nos paramos unas horas para pasear y comer algo. Jujuy está ya a 1.200 metros de altitud y evoca a la Argentina más profunda, más latinoamericana, más india, más andina. Jujuy suena a guitarra triste que le canta a los montes y a la soledad.

En Jujuy siempre han vivido los indios Colla, una población ya más mestiza que aborígen, emparentados con los Quechua y los Aymará. Fueron invadidos por los Incas que les dotarían de nuevas formas sociales y de mejoras en las técnicas agrícolas y luego por los españoles que les impondrían su idioma y su religión. Una religión cristiana omnipresente en sus valles. Las iglesias son los centros vertebradores de la sociedad, las vírgenes y santos son sacados en procesión a menudo. Una religión que ha incorporado numerosos ritos ancestrales de la población originaria, que hace ofrendas a la pachamama desde el altar.

Al entrar al valle de Humahuaca se retrocede en el tiempo y se visita la imagen mental del México de las antiguas películas de vaqueros.
Los buses son antiguos, todo está seco, se respira el polvo de las callejuelas. Los cardones -esos cactus prototípicos- se hacen los reyes de la vegetación.

El primer pueblo en el que nos paramos es Purmamarca. Decepción. Además de los habituales turistas europeos, la provincia de Buenos Aires (unos 12 millones de habitantes) está de vacaciones y el pueblo se parece a Mijas en verano. Estamos cansados, está oscureciendo, buscamos una habitación y al día siguiente nos vamos a Maymará, un poblado solitario sin atractivos turísticos donde estableceremos el cuartel general y pasaremos tres noches (8 euros la habitación doble!!).

Las montañas del valle dejan al aire distintos estratos de mineral y aparecen multitud de colores. Los paisajes son enormes, los colores del monte asombrosos, los cardones adornan una paisaje bastante seco en esta época del año. El verano verá fundirse las nieves de las cordilleras vecinas y los ríos bajarán furiosos. Ahora todo está seco, por el día el sol calienta, quema incluso, por la noche hace mucho frío. Hacemos algunas caminatas, subimos y bajamos el valle en bus, visitamos Humahuaca, Volcán, Tilcara. Caminamos, miramos, intentamos evitar los lugares comunes, escondernos, uno quiere visitar los lugares sin encontrarse a turistas. Uno quiere ser lo que no es. Es casi imposible disfrazarse de viajero cuando solo vas a paar unos días en un lugar, uno es turista, sin más, aunque haga todo lo posible para no serlo.

Los poblados del interior de los montes están habitados por comunidades que se dedican sobre todo a la industria textil. Lana de llama y de oveja hilada artesanalmente, todo tipo de prendas tejidas a mano para venderla a los turistas. Se nota el esfuerzo hecho en realizar cooperativas de productoras que se encargan de todo el proceso de la lana y que intentan ser también los que venden el producto final, sin intermediarios. En una de esas ferias artesanales compramos no pocos productos de lana, pensando que así contribuimos en algo al desarrollo de las comunidades autóctonas, llevándonos regalitos calentitos y artesanos.

El último día visitamos unas salinas a 4.200 metros de altura, una planicie enorme rodeada de picos, un lugar extremo, todo blanco, un calor sofocante, una mezcla horrible de turistas que visitábamos el lugar y de un grupo de trabajadores explotando las salinas en cooperativas, sal para el consumo humano destinada sobre todo a Paraguay y Perú según nos decían, trabajadores expuestos a unas condiciones naturales durísimas, con un sol que les abrasaba durante el día y un calor extremos cuando se iba el sol.

Ese fue el punto más al norte que visitamos, luego empezamos a bajar para visitar nuevos lugares en nuestros últimos días de vacaciones. Próximo capítulo: Tucumán.


PD: ya estamos en Buenos Aires y ya está aquí Natalia!! Qué alegría verla!! En un ratito salimos de ruta a disfrutar de la ciudad con nuevos ojos y escuchando hablar sevillano!!

1 comentario:

  1. Mu bonito pero vuelve pronto que empiezo a echarte de menos en serio...besotes

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