viernes, 19 de febrero de 2010

Fin de la etapa 1

Ya estamos en Ushuaia, escribo desde un webcafé de la que dicen ciudad más al sur del mundo, enfrente veo varios picos nevados, casi los puedo tocar. Frente a los montes una bahía hermosa que se abre al canal de Beagle, una ciudad sobre una ladera que en este momento, pleno verano, está a 8ºC. Cris nos recogió ayer, vive en la zona alta de la ciudad, en una cabaña de madera con un ventanal enorme que da a la bahía. Precioso. Mágico. Ya colgaré fotos. Ya hablaré de Ushuaia, tiempo habrá. Ya estamos aquí, felices.

Los últimos días de la etapa 1 de este viaje han pasado volando. Pasamos un par de días en Uruguay: un día en Montevideo y otro en una playa a una hora de la capital.

Pillamos dos días de fiesta nacional así que no pudimos sentir como respiraba la ciudad. En general Montevideo no me dijo mucho, una ciudad no muy grande, al ser festivo se notaba el ambiente de domingo, las calles cansadas, las casas dormían. Una capital con pocos mastodontes de cemento, una capital-pueblo, gente amable. Muy caro, mucho más caro que Argentina, precio de Barcelona. Estaban de carnavales, dicen que una mezcla de los de Brasil y los de Cádiz, y pudimos comprobarlo. Estuvimso viendo unas murgas que parecían chirigotas grandes o coros pequeños, grupos de 10 a 15 personas, cantando muy bien, siguiendo una estructura fija y cantando con ironía unas veces, con amor otras, sobre su vida.

El segundo día lo pasamos en una playa a una hora de la capital, un pueblo lleno de casitas bajas y preparado para el turismo nacional, con un par de playas no demasiado grandes, en las que los árboles llegaban practicamente a la arena. Hacía sol y un gran oleaje, pegaba el viento pero se podía estar. En realidad era una playa de rio, el Río de la Plata se confunde con el oceano, es la desembocadura unión de los ríos Paraná y Uruguay, y aunque decían que era río, para mi era mar, océano. Las olas eran duras, no me atreví a meterme más allá de la cintura. Pasamos el día descansando, tirados al sol como guiris. Auténticos guiris que venían e iban al invierno. Como tal nos quemamos y pasamos los dos siguientes días color salmonete, cargados de sol.

Al día siguiente volvimos a Buenos Aires y pasamos el día, al igual que antes de irnos a Montevideo, con una pareja encantadora con la que hemos disfrutado mucho andando, charlando, soñando. Juan de Ojén y Carina de Buenos Aires son dos amigos artesanos amigos de Libe que llegaron un par de días después de nosotros y se disponen a pasar 4 meses por el continente. Así que pudimos disfrutar con ellos, conocer nuevas zonas de la ciudad de la mano de una oriunda local, y disfrutar de amigos suyos. Una gente hermosa que seguro volveremos a encontarnos.

Un día de estos, más tranquilos, colgaré fotitos, que hemos hecho unas cuantas. Ahora marcho ladera arriba a intentar buscar la casa de Cris y mirar la ciudad desde su ventana. Besos y gracias a todxs por vuestros comentarios, que me hace mucha ilusión leer.

4 comentarios:

  1. Sólo espero que nunca te canses de escribir...simplemente genial!! Un fuerte abrazo amigo!!

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  2. Jo, guapo, que bien se os lee! entran muchas ganas de ir a veros a vosotros y a esos picos. Disfrutad mucho. Os quiero!!

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  3. ¿Cómo lleva tu cuerpo el cambio? ¿Qué tal la comida? ¿Y la bebida? ¿Se os está pasando el tiempo volando o tenéis la sensación de que lleváis allí toda una vida? ¿En esa parte del mundo ¿qué velocidad media alcanza una gaviota en pleno vuelo?
    El pueblo tiene derecho a saber.

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  4. Estimado Alfonso Fons... Sepa el pueblo que el cuerpo lleva el cambio lo mejor que puede, aq no se puede negar que uno esta cada vez mas mayor (no hay manera de decrecer) y los aviones, los autobuses, los barcos y demas han agradecido 4 dias de descanso en la cabaña de madera de nuestro anfitrion en Ushuaia... la comida sensacional, se va acostumbrado uno poco a poco a tanta carne, q por ahora se hace irresistible, ayer estuvimos en nuestro primer asado familiar... la bebida buena, se beben aqui sobre todo la cerveza Quilmes q esta mucho bueno, y el vino mucho mejor y a buen precio... el tiempo pasa tranquilo, se tiene la sensacion de que el ser humano no esta hecho para trabajar ocho horas al dia en cosas q no le importan, da la impresion de q estamos mas bien hechos para construir cabañas de madera, cazar y recolectar... la velocidad media de una gaviota en pleno vuelo es inversamente proporcional a la parte contratante de la primera parte... muacmuac

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