sábado, 16 de octubre de 2010

vamos, vamos, argentina...

Uno no viaja para ver lugares nuevos, que también, uno viaja para conocer personas y culturas, que es lo que hace que la vida sea una aventura maravillosa.

El incomparable paisaje de Ushuaia, su bahía acogedora, sus montes nevados, sus bosques mágicos, sus amaneceres rojizos, su luz única, no son nada en comparación con el calor y el amor que he recibido por parte de gente que hace tan solo ocho meses no conocía de nada y que ahora llevo conmigo.

Ushuaia queda ya atrás, Argentina queda ya atrás, escribo esto desde una pensión de Bolivia, unos treinta grados de temperatura, el ventilador de techo haciendo lo que puede, ¡un tucán pasea entre las mesas!

Un país lo hacen sus gentes, y en ocho meses en Argentina, con unos miles de kilómetros recorridos, solo me he econtrado a gente extraordinaria. No solo no he tenido ni un problema, sino que todo ha sido ayuda desinteresada y buenas caras. Desconocidos y conocidos, todos han actuado en positivo y dejan en mí un gusto de país adoptivo.


Supongo que un argentino debe encontrar más choques culturales al vivir en España, en Andalucía al menos, de los que un español se encuentra al vivir en Argentina. Un país jóven y dinámico, enorme, dispar, moderno, vertebrado por un sentimiento de patria sorprendente. Un caracter algo derrotista sobre la situación del país, sobre sus políticos y sus crisis recurrentes cada diez años, sobre su propia identidad dentro del continente. Un país dividido en dos a nivel político, como casi todos los que conozco, con un gobierno de izquierdas, el de los Kirchner, que a pesar de los muchos errores y tejemanejes que tenga, ha conseguido reflotar un país del que muchos salían corriendo hace diez años y que ahora es uno de los que fijan el rumbo ascendente del continente en la geopolítica mundial. Un gobierno que le ha dado voz a las clases más populares y que se ha enfrentado a la oligarquía tradicional, con desiguales resultados. Un país hermoso, un país vivo, un país en mi corazón.


Sigue el camino, me llevo muchos nombres en el corazón y miro hacia delante. La familia y los amigos de siempre me acompañan. Los nuevos amigos también. Una semana por delante viajando solo para descubrir y redescubrirme. Mamé y Laura a la vuelta de la esquina en Potosí. Toda mi gente de España uno poco más allá, con unas ganas locas de llegar y abrazarlos a todos. Y Ara, compañera del camino, en el corazón, siempre junto a mí aunque esté ahora a miles de kilómetros de distancia.

1 comentario:

  1. Ayyyy amante, que lindo!!!
    todo el mundo me pregunta por ti, y te mandan muchos besos!!!
    (¡ves como soy la fan que te leo rapidito?)

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